El Cáñamo industrial en Colombia: impulso al desarrollo sostenible del campo colombiano

1, Sep, 23 | Agronegocios, Informe y Resultados, Investigaciones, Notas de Desarrollo

Por Laura Sandoval, Subdirectora de Negocios Verdes en JA&A

En la encrucijada de la historia y la innovación, el cáñamo industrial emerge como un recurso olvidado pero esencial en la búsqueda de un desarrollo sostenible en el campo colombiano. Aunque en el último medio siglo se ha visto estigmatizado a nivel global al asociarlo con el concepto de marihuana, el cáñamo está entrando de nuevo a conversaciones como un potencial de oportunidades económicas y ambientales en nuestro país.

Un pasado estigmatizado y una nueva luz

El cáñamo industrial, una variante de la planta de cannabis sin propiedades psicoactivas, ha tenido una historia fascinante y compleja. Como todo cannabis, esta planta es originaria de Asia central y llegó al resto del mundo donde se fue domesticando para diferentes usos, hasta tener un cubrimiento global.

Durante siglos, fue una parte integral de múltiples economías y, en general, de la vida cotidiana. En las antiguas China y Mesopotamia, sus fibras resistentes tejían la base de textiles que eran utilizados para diferentes usos, como por ejemplo, para papel. En el Renacimiento Europeo, la demanda de velas, cuerdas y papel impulsó también su cultivo. En los Estados Unidos, en la primera colonia de Jamestown, Virginia, se estableció una ley que requería a los agricultores cultivar una proporción específica de sus tierras con cáñamo, se consideraba una mercancía valiosa y desempeñó un papel crucial en el desarrollo económico inicial de las colonias americanas.

En Colombia, se estima que la planta llegó en la época de la colonización entre los siglos XVI y XVII. El cannabis, junto con muchas otras plantas, fue introducido por los españoles para diversos propósitos, como la producción de textiles, medicinas y cuerdas. Aunque la planta estuvo presente en el país por varios siglos, su relevancia y uso se han venido transformando a lo largo del tiempo. Las formas de uso y las percepciones en relación con el cannabis han evolucionado en respuesta a una variedad de factores, incluyendo influencias culturales, regulaciones gubernamentales y la globalización en general.

Es importante entender que la evolución del cannabis en Colombia ha estado estrechamente entrelazada con la situación sociopolítica con los Estados Unidos.

Allá, cuando los cultivos y los procesos industriales asociados comenzaron a competir con nuevas tecnologías, como el algodón y las fibras sintéticas, la industria del cáñamo luchó por mantener su posición económica, pero lamentablemente no tuvo éxito. En esta coyuntura histórica, surgieron temores infundados, incluso racistas, en relación al uso psicoactivo del cannabis. Como consecuencia, hubo una rápida desaceleración en la inversión en todo lo relacionado con la planta.

La situación se agravó con la instalación del Tax Act en 1937 en los Estados Unidos. Dicha norma imponía impuestos excesivos sobre la venta de cualquier producto derivado del cannabis, incluso aquellos usados con fines industriales. A pesar de un resurgimiento temporal durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la industria del cáñamo experimentó un renacimiento para la producción de uniformes militares, para 1958 la producción de cáñamo industrial se había extinguido. 

Esta decisión tuvo un impacto en Colombia, llevando a que en septiembre de 1939, el gobierno colombiano prohibiera completamente el cultivo de marihuana, la cual incluyó la destrucción de los cultivos existentes y establecía sanciones para quienes violaran esta disposición.

En los últimos años, Colombia ha venido desafiando los estragos de la prohibición, redescubriendo su relación con el cáñamo.  Después de casi setenta años de estar estático, en Colombia comienzan a renacer los cultivos. Los recientes cambios regulatorios han abierto el camino para la producción industrial de cáñamo, lo cual ha renovado el interés de agricultores y emprendedores. Sin embargo, la investigación y la divulgación son fundamentales para superar el estigma, destacar los beneficios del cáñamo y su potencial para la sostenibilidad y, así, ir transformando percepciones.

Una Alternativa Sostenible

El cultivo de cáñamo no solo promete beneficios económicos, sino que también está en sintonía con el fortalecimiento sostenible del campo colombiano. Esta planta resistente y de rápido crecimiento no solo puede generar ingresos y empleo en las zonas rurales, sino que también ofrece alternativas eco-amigables.

La versatilidad del cáñamo industrial es impresionante. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, existen más de 25,000 usos conocidos del cáñamo industrial, desde textiles hasta materiales de construcción y bioplásticos. En particular, las prendas hechas de fibras de cáñamo son transpirables y amigables con el medio ambiente, mientras que los materiales de construcción a base de cáñamo ofrecen una alternativa ecológica y eficiente a los demás materiales convencionales.

Están emergiendo nuevos estudios científicos que exploran el potencial ambiental, económico y social del cannabis. Se ha observado un incremento notable en investigaciones relacionadas con aspectos ambientales, tanto en la etapa de cultivo como en la transformación en productos transformados.

Por ejemplo, en términos de captura de carbono, se estima que en Colombia una hectárea de cáñamo puede capturar alrededor de 9 a 13 toneladas durante un ciclo productivo, con la posibilidad de tener hasta tres ciclos al año. En contraste, el pino registra una captura de 7 toneladas anuales por hectárea. Estos datos subrayan la ventaja significativa del cáñamo en este aspecto. De otra parte, en términos de productos transformados, se destaca el caso del concreto de cáñamo. El hormigón ecológico también se ha reconocido por su capacidad para absorber carbono como producto terminado, sin embargo, aún no se cuentan con cifras oficiales en este aspecto.

Además, su capacidad para purificar y regenerar el suelo lo convierte en un aliado para la agricultura sostenible. De acuerdo con una investigación del Rodale Institute, se ha evidenciado que el cáñamo no solo contribuye a la captura de carbono, sino que enriquece la biodiversidad macrobiótica del suelo, lo que sugiere un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. Estos hallazgos respaldan la idea de que el cáñamo puede ser un componente valioso en la transformación de la agricultura hacia prácticas más sostenibles y regenerativas.

A medida que Colombia explora nuevas oportunidades en la industria del cáñamo, las experiencias de otros países y los resultados de investigaciones como esta pueden proporcionar un sólido marco para orientar el desarrollo de esta prometedora industria en nuestro país. Con un enfoque en la sostenibilidad, el cáñamo podría no solo revitalizar la economía rural, sino también desempeñar un papel esencial en la búsqueda de un futuro más verde y equilibrado para el campo colombiano.

El cáñamo es un planta que se puede usar en su totalidad para múltiples usos.

En lo socio-económico, se resalta el potencial del cáñamo de convertir la estigmatización del narcotráfico en oportunidades lícitas para los productores colombianos a través de uso industrial. La reorientación hacia esta industria puede desempeñar un papel fundamental en la mejora de la imagen y el desarrollo de las comunidades rurales, creando un efecto positivo en la sociedad.

A medida que Colombia explora nuevas oportunidades en la industria del cáñamo, las experiencias de otros países y los resultados de investigaciones, junto con la voluntad política y social, se puede seguir proporcionando un sólido marco para orientar el desarrollo de esta prometedora industria en nuestro país.

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